viernes, 16 de noviembre de 2007

Sus representantes sobre la Tierra, en cambio, duran lo que duran


Empecé el blog porque el grupo se acabó, en general, y lo empecé concretamente la semana pasada porque el 10 de noviembre íbamos a dejar claro que el grupo se acabó.

Qué día más raro. Algunos empezamos a hablar del "entierro", y la verdad es que se parecía bastante: una gran reunión, amigos y, por lo tanto, hermanos a los que no veíamos hacía años; hermanos, no necesariamente amigos -dicho sin mala intención, porque hay muchos matices entre el olvido total y el desamor, y el día era propicio para sacar lo mejor de nosotros- a los que ya no veíamos o no mirábamos. Toda una fiesta, salvo por el motivo que nos llevaba allí.

Últimamente, en los barcos, me mareo. No sé si la novedad es porque antes no montaba en barco y ahora sí o porque, según dicen por ahí, hay una relación directa entre emotividad y arrebujamiento de estruéganos (sé expresarme con más propiedad pero eh, esto es el blog del 270). En los entierros mantengo el tipo, pero el otro día me costó sujetar la lagrimita hasta que la solté y ya no me costó más.

Lo que me pregunto es por qué. Si hace diez años que no pisaba un campamento, ni para hacer puentes... A efectos prácticos, el grupo tenía ya tanto efecto en mi vida como...

Pues estoy pensando qué cosas me importaban mucho de pequeño en el día a día y ya no, y no se me ocurre ninguna. A ver si va a ser un síntoma de algo.

Bueno, luego está el detalle de tantos hermanos scouts con su pañoleta al pescuezo. Con cualquiera se podía tener aún una conversación de las acaloradas sobre escultismo, el grupo o el sentido de la vida, que como todo el mundo sabe emana del escultismo y del grupo. También es verdad que, simultáneamente, con cualquiera podía encontrarse tema de conversación sólo con hurgar un poco en la irrealidad del ideario scout y su inadecuación a la vida diaria, sobre lo sospechoso que resulta un movimiento donde los niños se visten de uniforme, llevan estandartes, tienen un saludo especial que dedican alegremente a banderas y, en determinados momentos, se mueven a la vez y más o menos ordenadamente a toque de silbato. Con otros hermanos no hace falta hablar: en tiempos más lejanos o más cercanos hemos convivido lo suficientemente cerca como para demostrarnos nuestro sentido de la amistad, de la lealtad, del deber, de la cortesía, del buen ánimo, de la generosidad, de la abnegación, y ni te cuento de la pureza. Fuera cual fuera ese sentido, entendedme bien.

En fin, ¿qué hacíamos allí tan felices, tan tristes y tan disfrazados? Muchos hicimos una promesa y no una vez, sino tres o cuatro. Ya, la cantidad aquí no iba unida a la calidad. Alguna vez la hicimos ya talluditos. A ver si es que alguien se acuerda aún de algo.

Si no consigo deshacerme de compromisos o lealtades que guardo desde el día del Drácula, voy a tener que confesar que a mí todo esto me importa. Se ve que el día que tocó madurar y elegir valores razonables me quedé en la cama, así que no cuento más que con sospechosas leyes y principios que todos conocéis. Y aparte de propenso a los mareos se me supone la mar de listo, y aún así creo (ahí va, si creo en algo...) que el escultimo (¿no gusta el concepto o la palabra?) sirve para andar por ahí incluso fuera del Barranco Bañadero, Muriel o Parrillas. Garantiza collejas, pero tampoco hay nada que las evite al cien por cien, y el mundo en que has vivido con amor queda... pues mucho mejor. No quiero decir con ello que la tónica general (o, en particular, la mía) no sea la de comportarse como tarugos creciditos (en todos los sentidos). Más bien, que mis compromisos vitales permanecen y continúan siendo exigibles.



Y si esperábais leer otra batallita, pues haberla escrito. Si esto se anima, os registráis y contamos la de los desayunos de mermelada de ciruela en Cazorla al amanecer antes de ir a ver las cabras (que nunca vimos), la de las paperas de Arlanza, las grandes puntatas, las grandes cascadas (o mejor no), la marcha de los 80 Km (en un día), la noche de la espumadera paranormal, "Si no lavas te zurro" en el campamento cristiano, noches de miedo en Puentedey con manos que salen de debajo del puente, etc., este blog servirá para lo que quería que sirviera. Si no, desvariaré y desvariaré hasta derribar vuestra paciencia (la de los dos que lo han leído).

Oryx.- (un día contaré lo de la Tribu)